Los chicos malos apuestan, las chicas listas ganan Cristina Prada

Nos conocemos por culpa del desgraciado de su hermano Hugo, por mi mejor amiga, Sandra, y porque nos
odiamos. Él ha dado por hecho que soy la típica niña mimada a la que solo le interesan los zapatos. Yo, que es un bruto al que Dios solo le dio el don del sexo. Sin embargo, lo que creemos acerca de una persona y lo que sentimos por ella pueden ser cosas completamente diferentes.
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